¿Te has detenido a pensar en la infinidad de cosas que nos rodean y nos hacen felices?
Aunque me considere una persona observadora y detallista, puedo decir que he puesto más énfasis en este tema a medida que fui creciendo. Hoy, he llegado a la conclusión de que lo que más felicidad me da es sentir tranquilidad; la tranquilidad de saber que soy humana y que puedo equivocarme, y que eso no está mal, ni tampoco es el fin del mundo; simplemente es una herramienta que me ayudará a ser mejor mañana, pasado mañana o cuando sea necesario.
En la larga lista de esas pequeñas cosas, también está en la cima "el ronroneo de mi gato", que aparece en ese momento tan necesario, como si ellos lo supieran y/o nuestro cuerpo se lo pidiera; innumerables son las veces que ese ruidito fue justo y necesario para seguir en el juego.
Hablar me hace feliz tanto como escribir... pero me hace más feliz coincidir con gente con la que ambas acciones se dan todo el tiempo, sin forzar, sin mendigar, sin fingir, al punto de sentirse ese instante de acompañamiento, como ese abrazo fuerte que une todo lo roto de tu alma llenándola de energías, amor y buena vibra.
Me gusta la gente que me hace sentir que hablar de cualquier tema no es una pérdida de tiempo, nunca está mal y, a cambio, te comparte todo lo que tiene como "favorito", a modo de que te vayas nutriendo de más conocimientos y veas un alma completamente desnuda pero con ropa.
Me parece adictivo el olorcito a bebé, que sin duda existe... Y también se siente en los perritos y gatitos.
La vocecita de mi sobrino diciéndome "Chami" es una forma de derretirme en 10 segundos y volverme a armar en 1.
El protocolo de armar un fuego para un asado, como si todos tuviéramos una receta secreta para que la llama sea más roja, prenda más o lo que sea... Y sin olvidarme de que amo a toda persona que es capaz de compartir tips, secretos y formas de cocinar para que eso que haces con tantas ganas sea inolvidable.
Me gusta la brisa fresca de las noches de otoño, sentarme en un balcón o terraza para contemplar la silueta perfecta de la luna y, entre charlas y charlas, ver estrellas fugaces con la idea tonta de pedir un deseo con todo el amor de mi corazón y tener la convicción de que este se cumpla.
Y, sin dudar, me fascina la gente fuerte, decidida, con personalidad cautivadora, gente que nunca deja de ser ella misma para agradar. Gente que siente, piensa, ríe y es feliz con poco y mucho a la vez.
Podría hacer una lista larga, pero hoy es eso, una vida llena de canciones, de momentos, de cositas que no tienen sentido pero, si te pones a pensar, tienen todo el sentido para mí, para vos, para la vida... Y está ahí, es nuestro.
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